Semillas feminizadas vs Semillas autoflorecientes
A la hora de empezar un cultivo, se deben tener en cuenta muchas cosas, pero quizás la principal sea el tipo de semilla utilizada. Autoflorecientes o feminizadas, esa es la cuestión. Cada cual tiene sus pros y sus contras, y depende de qué se esté buscando o de las condiciones disponibles (espacio, clima, etc.), convendrá elegir una u otra. Como el conocimiento es poder, aquí van algunos datos que harán más fácil la elección.
SEMILLAS FEMINIZADAS
En general, nadie quiere a un macho. Y esto va más allá de cualquier feminismo: es que una planta macho no sólo da una producción rica en semillas y baja en THC, sino que además su sola presencia en un cultivo puede polinizar las plantas de una gran área a la redonda (así que tener una al aire libre puede valer los insultos de todos los cultivadores circundantes). Por suerte desde fines de los ’90 que surgen las semillas feminizadas, que eliminan ese factor de riesgo: garantizan (salvo algún posible hermafroditismo bajo condiciones extremas) plantas femeninas.
Estas semillas dan plantas con un ciclo vegetativo de entre 2 y 3 meses, con uno de floración de entre 5 y 16 semanas. Se rigen por el fotoperiodo, es decir que se deben plantar en cierto momento (en el hemisferio norte, entre marzo y junio, para cosechar en septiembre-octubre). La floración comienza cuando tengan 12 horas de oscuridad y 12 de luz, por lo que esto es lo que debe respetarse si el cultivo es de interior. Esto permite moldear más el tamaño de la planta, ya que cuanto más tiempo se invierta en el periodo vegetativo, más grande será. Esto también es útil si buscas hacer una madre, para realizar cultivos a partir de esquejes. Además, se puede ir moldeando con la poda para adecuarse a las necesidades de espacio y forma. La producción de las semillas feminizadas suele ser superior a la que puede dar una autofloreciente, y en general alcanzan una calidad mucho mayor.
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SEMILLAS AUTOFLORECIENTES
Gracias a su periodo vital más corto, las autoflorecientes tienen menos riesgo de infestación de plagas, y estas tienen menos tiempo para propagarse, por lo que la probabilidad de que esto sea un problema disminuye. Además, se trata de plantas en general más pequeñas o de tamaño más regulable, ya que su tamaño final estará determinado por el de la maceta en la que se planten. Dado que producen más materia foliar en los cogollos, su sabor puede no ser tan bueno como el de una feminizada, y su genética con proporción de Ruderalis hace que en general tengan menor proporción de THC.